11 junio 2006

Bombas contra la playa


Es la guerra eterna, una guerra que los Israelíes justifican ante el mundo pretendiendo aparecer como las víctimas de malvados terroristas suicidas palestinos que vuelan por los aires autobuses llenos de civiles. Que sus asesinatos selectivos y sus terribles campañas en campos de refugiados no son más que un proceso justo y legítimo para acabar con la lacra terrorista.

Pero de vez en cuando, el gobierno sionista perpetra actos tan horribles que toda su retórica se cae por los suelos ante los ojos del mundo. Sabra, Chatila, Yenin... la lista es infinita.

Ayer un buque de la armada israelí disparó fuego de artillería sobre una playa de Gaza donde una familia palestina descansaba plácidamente. Murieron 15 personas, la mayoría de ellos niños. La imágenes son espeluznantes; cadáveres de mujeres, hombres y niños desangrados sobre la arena, algunos despedazados.

Esto no es un acto de guerra contra terroristas. Es un crimen de lesa humanidad, una masacre indiscriminada sin justificación posible.

Aunque lo han intentado, claro.

"La población palestina sabía que esa es una zona de guerra y combates. ¿Qué hacían allí civiles en la playa, al lado de terroristas?".

Esto lo ha dicho Aviv Kojavi, jefe de las fuerzas israelíes en Gaza.

Si este hecho hubiera tenido lugar en cualquier parte del mundo civilizado la comunidad de naciones se hubiera llevado las manos a la cabeza y hubieran condenado por activa y por pasiva tan execrable acción. Pero como esto ocurre en el lugar de siempre, en la guerra de siempre, pues todos se encogen de hombros y callan, que se le va a hacer.

Lo de siempre.

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