16 septiembre 2006

Irracional

Así calificaba Benedicto XVI (Ratzinger Z, para más señas) a la Teoría de la Evolución, a la que considera "un invento del siglo de las luces para eliminar a Dios".
"Al menos una parte de la ciencia se empeña con tenacidad en buscar una explicación del mundo en el que Dios sea algo superfluo. Así, sería algo inútil para nuestra vida. Pero cada vez que parece que lo han logrado, la realidad se muestra evidente. Sin Dios las cuentas no cuadran para el hombre, para el mundo y el universo"
Lo de este hombre es algo muy triste, pero más triste es el hecho de que millones de personas crean a pies juntillas todo lo que dice, sin pararse a cuestionar ni un solo momento la racionalidad de estas afirmaciones. Esta gente, sumida en el paroxismo propio de absolutamente todas las religiones, condena categoricamente la homosexualidad, el ateísmo, el comunismo, el uso del preservativo (que salva millones de vidas cada año), la eutanasia, la investigación con celulas madre, el aborto y ahora también la teoría de la evolución, una ciencia que se fundamenta en un sinfín de pruebas materiales y avalada por miles de experimentos que demuestran que, aunque algunos no les quepa en al cabeza, la vida CAMBIA y se adapta al entorno. Que descabellado. Pero para esta gente es más váildo un conjunto de preceptos axionomáticos publicados en un libro que fué escrito hace miles de años que la lógica, la simple y fría lógica.

El otro día tuve la oportunidad de leer uno de esos panfletos que reparten los Testigos de Jehová. En ellos se afirmaba que "todo reloj tiene su relojero, luego todas las cosas tienen su creador". Claro. Para esta gente, es más lógico imaginar que el Gran Cañón del Colorado apareció así que pensar que es consecuencia de años de erosión por parte del río que discurre allá al fondo. También aportaban un montón de testimonios de científicos y astrónomos, eso sí, sin citar ningún nombre. Luego se permitían el lujo de afirmar que el Apocalípsis ya estaba llegando y que todos aquellos que dudaran de su palabra se quemarían durante una eternidad en un lago de fuego. Pues vale.

Estas personas, que no han aportado una sola prueba en contra de la teoría de la evolución, no son un colectivo reducido. De hecho, en el Estado de Tejas (USA) hay una ley que obliga a las escuelas públicas a impartir las mismas horas de teoría de la evolución que de la del creacionismo. En clase de Biología. Y este no es un hecho aislado en el estandarte del Mundo Libre. La Iglesia, claro, tan contenta al respecto.

Lo de esta gente es algo casi criminal. Su poder se afianza en la ignorancia. Y no crean que se trata de algo inofensivo. Cuesta vidas.

Millones de vidas.

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